La celebración del día de los difuntos en muchos países latinoamericanos tiene su origen en las culturas prehispánicas como Maya y aztecas, pero con la llegada de los españoles ocurrió un sincretismo en las tradiciones religiosas, se combinaron los elementos prehispánicos y los de la religión católica.
El día de los difuntos en el Perú
Para las antiguas civilizaciones, que poblaron el Perú, igual que para los Incas, la muerte no era el fin de la vida; más bien el inicio de un viaje a través del mundo de los muertos.
Por lo tanto, los familiares y amigos del difunto se sentían en la obligación de acompañarlo con ritos y ceremonias para asegurar que llegara a su destino final.
En la actualidad, en muchas regiones del Perú se acostumbra visitar los cementerios para limpiar los nichos y llevar comidas, bebidas y flores el día 2 de noviembre; música y bailes alteran la paz de los cementerios en ese día.
Preparaciones especiales
En los días anteriores, se preparan panes especiales, cuidadosamente colocados en bolsas de papel, las Wawas o guaguas; son unas figuras de pan o de bizcocho, elaborados con harina de trigo, levadura, esencia, clavo y canela, en forma de niños, animales u otras formas; están adornados con grajeas, pasas y anís.
Las wawas son pintadas con diferentes colores naturales, como el verde de la alfafa; el morado de la betarraga y el color amarillo de la zanahoria. Los panes son bendecidos y en algunas zonas se intercambian entre los familiares para colocarlos en los altares, que se acostumbran preparar en las casas del difunto.