En el Valle Sagrado, se tejen bellas leyendas acerca del origen del maíz. Esta planta, sagrada para los Incas, tiene un profundo significado más allá de su valor alimenticio, siendo fundamental en las ceremonias religiosas junto al shancu y la chicha.
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Hermosas leyendas sobre el origen del maíz en el Valle Sagrado
Hermosas leyendas sobre el origen del maíz en el Valle Sagrado

La mayor parte de los tipos de maíz desarrollados en el antiguo Perú eran cultivados en el Valle Sagrado de los Incas, que se encuentra en la provincia de Urubamba, en Cusco.

Los dioses andinos

Entre los dioses, Mama Sara, Madre Maíz o del alimento, era la más importante junto con la coca y la papa. Existen muchas leyendas sobre Sara; narran que era una joven mujer de una belleza extraordinaria de quien se enamoró el hechicero, Kuru, a quien ella temía y rechazaba.

Sara, viéndose acorralada por Kuru, le pidió ayuda a su dios, Inti, el sol. De repente sintió una dulce sensación; su cuerpo se transformó, haciéndose muy esbelto y sus brazos se levantaron hacia el cielo, transformándose en las largas hojas de una planta de maíz.

Así, surgieron plantas de oro en todo el valle, que se resistían a los recios vientos.

El maíz en Cuzco

Desde ese momento el maíz se llama Sara y se produce en el Valle Sagrado del Cuzco, donde se cosecha el mejor maíz del mundo. Solamente las mujeres pueden recolectarlo, porque Sara era una joven virgen y los hombres no pueden tocarla, porque se perderían las sucesivas cosechas.

En el Cuzco se sigue celebrando la fiesta del Inti Raymi, para agradecerle al dios sol haberles dado a los hombres ese precioso alimento, el maíz.

Según narra otra leyenda sobre el origen del maíz, en el cielo los hijos del dios de la Guerra se enfrentaban ferozmente entre sí, produciendo truenos y relámpagos; hasta que cansados se detuvieron deseosos de un poco de paz y reposo.

El dios de la Guerra se enfureció al sentirse traicionado y los castigó enviándolos a la tierra, convertidos en plantas silvestres, con hojas en forma de lanzas y frutos cargados de espinas.

Luego, el dios Sol al tocar las mazorcas, las convirtió en alimento para los hombres.