La diversidad que existe en la cocina peruana es, en gran medida, el resultado de la convivencia de ingredientes y técnicas incas e hispanas, que se establecieron en el Perú durante la época de la Conquista.
El siempre codiciado plato del Ají de Gallina es el resultado de esta unión. Un guiso de sabor ligeramente salado, pero con un pasado dulce.
El origen
Los orígenes del plato se remontan a un postre llamado menjar blanc de la cocina catalana, que se remonta al siglo XIV. Traído al Perú por los conquistadores españoles, la comida catalana original era una especie de guiso dulce hecho con pechuga de gallina adulta, almendras y azúcar.
Sin embargo, la leyenda dice que no fue un ingenioso chef catalán o indígena peruano el que creó uno de los platos de pollo peruanos más populares de la actualidad: los esclavos de los conquistadores reciben el crédito.
Cómo se prepara
Con el paso del tiempo la receta actual paso a convertirse en la conocida como ají de gallina después de incorporar los ingredientes peruanos por excelencia del ají amarillo y las papas.
Los demás ingredientes incluyen leche (evaporada) y rebanadas de pan blanco o pan rallado para darle la consistencia adecuada.
Este plato es un ejemplo perfecto del poder de la sencillez. El plato proviene de tan humildes comienzos, pero ahora ocupa un lugar importante en la cocina peruana.
Existe cierto debate sobre qué tipo de nuez usar: algunas usan almendras, otras nueces, pero la nuez es la más común.
